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A veces hay que susurrar para que nos oigan. Nuestra cultura está muy acostumbrada a "exagerar", a elevar siempre el nivel de ruido para producir una señal más fuerte.
A veces hay que susurrar para que nos oigan. Nuestra cultura está muy acostumbrada a "exagerar", a elevar siempre el nivel de ruido para producir una señal más fuerte.