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  • Uno de los peligros actuales es que, cuando no nos gusta lo que nos dicen los hechos, nos limitamos a atacarlos y socavamos la credibilidad de las instituciones. Y no sólo en el caso de la información, sino también cuando se ataca a la Oficina Presupuestaria del Congreso o a la ciencia: ahí es donde podemos entrar en un terreno peligroso.

    Fuente: www.macleans.ca