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Me pongo muy, muy, muy irritable con la gente que se queja de envejecer, porque conozco a mucha gente que se cambiaría gustosamente por nosotros. No digo que sea fácil, no digo que no hiera los sentimientos, no digo que no sea doloroso -tanto física como mental y espiritualmente- y a veces asusta. Sin embargo, la gente ha perdido realmente la perspectiva, y es un tema de conversación realmente extraño que se haya convertido en una clavija cultural en nuestro mundo que envejecer sea algo malo. No me parece lógico.