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Desde muy pequeño, mi padre me metió mucho miedo y funcionó. Creo que es importante que los niños tengan miedo. Nunca sentí curiosidad por las drogas o el alcohol. Nací en 1960 y entonces los mayores fumaban porros. Nunca me interesó eso y siempre tuve esa cosa dentro de mí, por alguna razón, de que si Dios tenía la bondad de darme un cuerpo y una mente sanos, yo no iba a estropearlo.