Autores:
  • La anemia falciforme me convirtió en un niño muy enfadado. Estaba enfadado con Dios. Solía sentarme y rezarle a Dios, por favor, quítame este dolor. No ocurría nada mágico, no había nada. Sentía que mis oraciones no eran escuchadas. Me ponía de muy mal humor, tenía un problema de actitud cuando era pequeño.

    Fuente: maximumfun.org