-
Creo que la gente olvida a menudo lo poderosa que es. A veces basta una voz para salvar una vida. Cuando alzamos la voz no sólo podemos cambiar o salvar una vida, sino que también podemos hacer posible que otras personas la alcen. Si aprovechamos el poder colectivo de las voces de la gente en todo Estados Unidos para hacer frente a la epidemia de opioides, no tengo ninguna duda de que podremos superarla.