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Tengo todas las primeras ediciones de Elizabeth Lowell. Me encantan estos libros. Están entre mis posesiones más preciadas. Los he llevado en cajas por la universidad, la facultad de Derecho, apartamentos y luego casas. Me han acompañado en mis momentos más oscuros y me han inspirado mis mayores alegrías. A veces me asusto pensando qué habría sido de mí si no hubiera empezado a escribir. Literalmente, no puedo imaginarme otra vida. Y Elizabeth Lowell contribuyó enormemente a que me encaminara por la senda correcta.