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Somos hablantes muy agresivos. Recuerdo cuando estaba con una de mis compañeras de piso en New York -y ella también es portuguesa- y estábamos en una tienda de Apple hablando de un ordenador en portugués. Un tipo se nos acercó y nos dijo: "¡Eh, eh! ¡Paz, paz! Dejad de discutir". No es discutir. Así es como hablamos.