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Algunas normas son buenas. Por ejemplo, digamos que un cómico o un presentador de un programa de entrevistas que lleva un buen traje -como ponente, crecí pensando: "¿Por qué no suben ahí con su chaqueta militar? Están bien". Luego, poco a poco, piensas: "Sabes, es bonito estar guapo, como si te hubieras esforzado". Entonces vuelves a la regla uno; esa era la regla original.