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Mi técnica pictórica no ha cambiado mucho con el paso del tiempo, aunque quizá pinte más ajustado y con más detalle, a pesar del deseo de soltarme y pintar de forma más expresiva. Lo que sí ha cambiado es mi rutina diaria. Antes pintaba hasta bien entrada la noche. Era el momento en que sentía más activos los espíritus creativos. Con la edad, mi ritmo circadiano ha cambiado. Me gusta pintar a primera hora del día, cuando puedo evitar caer en el mundo del correo electrónico que me chupa el alma. El amanecer se parece mucho a la noche.