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No me importa lo que piense la gente. Hice una campaña en Internet en la que ponía la voz a una marioneta para los anuncios de Ford Focus porque me pagaban mucho dinero por hacerlo, era un trabajo muy fácil, pero además resultó ser muy divertido. He aprendido a no despreciar las cosas sólo porque no sean lo que otras personas consideran que está bien hacer. También he madurado lo suficiente como para saber que nunca se sabe adónde van a conducir estas cosas y nunca se sabe cómo va a ser la experiencia.