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Cuando te hieran y te dejen en las llanuras de Afganistán, y las mujeres salgan a trocear lo que quede, no tienes más que rodar hasta tu fusil, volarte los sesos y acudir a tu dios como un soldado.
Cuando te hieran y te dejen en las llanuras de Afganistán, y las mujeres salgan a trocear lo que quede, no tienes más que rodar hasta tu fusil, volarte los sesos y acudir a tu dios como un soldado.