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Aunque Donald Trump no tiene ninguna ideología sistemática, sí tiene una narrativa, y en esa narrativa, Estados Unidos fue una vez un gran país, se ha debilitado por un mal liderazgo, y sólo él puede hacerlo grande de nuevo tomando el control. Y esa es una imagen de sí mismo como un hombre fuerte, un dictador. No es la ideología clara de ser un fascista o alguna otra figura ideológica clara. Más bien, es una narrativa de sí mismo como único y todopoderoso. Él se lo cree, aunque seguro que tiene dudas al respecto.