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  • A los estadounidenses nos fascina nuestra sexualidad y nos asusta. Y durante las épocas de Reagan y Bush tuvimos toda una década de gobierno antisexo. El sexo no es el enemigo. Es el principio de la civilización, la familia y la tribu. El sexo puede ser retorcido y explotado, pero en su forma más esencial, es la mejor parte de lo que somos. Y nos asusta.

    Fuente: www.chicagotribune.com