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El futuro de la industria automovilística alemana está en juego. ¿Ayudaremos a dar forma al cambio hacia los coches eléctricos o lo sufriremos? Somos el país del automóvil. Si no somos capaces de mantenernos en cabeza tecnológicamente, será doloroso. Esa es una de las cuestiones decisivas cuando se trata de empleo, ingresos y prosperidad, y no sólo para unos pocos ricos o superricos, sino para un gran número de personas.