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Soy un crítico convencido y consecuente del partido-parlamentarismo. Estoy a favor de las elecciones no partidistas de verdaderos representantes del pueblo que rindan cuentas a sus regiones y distritos; y que en caso de trabajo insatisfactorio puedan ser revocados. Entiendo y respeto la formación de grupos sobre principios económicos, cooperativos, territoriales, educativos, profesionales e industriales, pero no veo nada orgánico en los partidos políticos. Los vínculos por motivos políticos pueden ser inestables y muy a menudo tienen segundas intenciones egoístas.