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Creo que nuestra tradición literaria tiene que evolucionar, tiene que explorar su forma y su espíritu a través de escritores y pensadores, en lugar de dejar que la perezosa y fácil narrativa tradicional -controlada por la industria editorial- arrolle a los lectores y domine el mercado. Creo que nuestros lectores y cinéfilos han sido entrenados para leer y ver cosas muy convencionales. Es como si te dieran somníferos. La gente entra en un estado de sueño irreflexivo.