Lo que algunos hombres no entienden es que, al oponerse a las políticas para reducir la violencia, promover la igualdad salarial y la sanidad universal y votar a favor de limitar el acceso a la anticoncepción y al aborto legal, están relegando a las mujeres a otro siglo, una época en la que los hombres gobernaban en exclusiva y las mujeres eran consideradas propiedad y debían ser guiadas por una firme mano masculina.