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Nada nos cura tanto como dejar que la gente conozca nuestras partes más aterradoras: Cuando la gente te escucha llorar y lamentarte, y te mira con amor, es como si sostuvieran al bebé que eres.
Nada nos cura tanto como dejar que la gente conozca nuestras partes más aterradoras: Cuando la gente te escucha llorar y lamentarte, y te mira con amor, es como si sostuvieran al bebé que eres.