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  • Así como una madre se complace en tomar a su pequeño hijo en su regazo, para alimentarlo y acariciarlo, de la misma manera nuestro amoroso Dios muestra Su cariño por Sus amadas almas que se han entregado enteramente a Él y han puesto toda su esperanza en Su bondad.

    St. Alphonsus Liguori (2015). “How to Converse with God”, p.7, TAN Books