-
El mar no recompensa a los demasiado ansiosos, codiciosos o impacientes. Uno debe permanecer vacío, abierto, sin opciones como una playa, esperando un regalo del mar.
El mar no recompensa a los demasiado ansiosos, codiciosos o impacientes. Uno debe permanecer vacío, abierto, sin opciones como una playa, esperando un regalo del mar.