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No podría vivir una semana sin una biblioteca privada; de hecho, me desharía de todos mis muebles y dormiría en el suelo antes que desprenderme de los cerca de 1.500 libros que poseo.
No podría vivir una semana sin una biblioteca privada; de hecho, me desharía de todos mis muebles y dormiría en el suelo antes que desprenderme de los cerca de 1.500 libros que poseo.