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Consigo una hora, en realidad 25 minutos de sermón en un fin de semana, para combatir todas las horas de la semana en las que se le dice a la gente que uno es lo que tiene a través de vallas publicitarias, anuncios y comedias de situación, etcétera.
Consigo una hora, en realidad 25 minutos de sermón en un fin de semana, para combatir todas las horas de la semana en las que se le dice a la gente que uno es lo que tiene a través de vallas publicitarias, anuncios y comedias de situación, etcétera.