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El tiempo no tiene divisiones que marquen su paso, nunca hay truenos ni trompetas que anuncien el comienzo de un nuevo mes o año. Incluso cuando comienza un nuevo siglo, sólo nosotros, los mortales, tocamos campanas y disparamos pistolas.
El tiempo no tiene divisiones que marquen su paso, nunca hay truenos ni trompetas que anuncien el comienzo de un nuevo mes o año. Incluso cuando comienza un nuevo siglo, sólo nosotros, los mortales, tocamos campanas y disparamos pistolas.