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Personalmente, he luchado con mi propia imagen corporal durante años. Solía decirme a mí misma: "No puedes llevar nada sin mangas ni tirantes". Y de repente me dije: "¿Y si no enviara mensajes tan negativos a mi cerebro y me dijera: póntelo y disfrútalo? Y ahora me siento más cómoda que nunca con la ropa.