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Durante mis ochenta y siete años he sido testigo de toda una sucesión de revoluciones tecnológicas. Pero ninguna de ellas ha acabado con la necesidad de carácter en el individuo ni con la capacidad de pensar.
Durante mis ochenta y siete años he sido testigo de toda una sucesión de revoluciones tecnológicas. Pero ninguna de ellas ha acabado con la necesidad de carácter en el individuo ni con la capacidad de pensar.