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La única libertad que merece ese nombre es la de perseguir nuestro propio bien, a nuestra manera, siempre que no intentemos privar a los demás del suyo o impedir sus esfuerzos por obtenerlo.
La única libertad que merece ese nombre es la de perseguir nuestro propio bien, a nuestra manera, siempre que no intentemos privar a los demás del suyo o impedir sus esfuerzos por obtenerlo.