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No hay placer para mí sin comunicación: no me viene a la mente ni un solo pensamiento alegre que no me apene haber producido solo, y que no tenga a nadie a quien contárselo.
No hay placer para mí sin comunicación: no me viene a la mente ni un solo pensamiento alegre que no me apene haber producido solo, y que no tenga a nadie a quien contárselo.