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Puedo decir que nunca supe lo que era la alegría hasta que renuncié a buscar la felicidad, ni me preocupé de vivir hasta que elegí morir. Por estos dos descubrimientos estoy en deuda con Jesús.
Puedo decir que nunca supe lo que era la alegría hasta que renuncié a buscar la felicidad, ni me preocupé de vivir hasta que elegí morir. Por estos dos descubrimientos estoy en deuda con Jesús.