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Para las personas santas, el propio nombre de Jesús es un nombre del que alimentarse, un nombre que transportar. Su nombre puede resucitar a los muertos y transfigurar y embellecer a los vivos.
Para las personas santas, el propio nombre de Jesús es un nombre del que alimentarse, un nombre que transportar. Su nombre puede resucitar a los muertos y transfigurar y embellecer a los vivos.