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La libertad de criticar a los jueces y otros funcionarios públicos es necesaria para una democracia vibrante. El problema surge cuando la sana crítica se sustituye por intimidaciones y sanciones más destructivas.
La libertad de criticar a los jueces y otros funcionarios públicos es necesaria para una democracia vibrante. El problema surge cuando la sana crítica se sustituye por intimidaciones y sanciones más destructivas.