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Los hombres de genio no son jueces rápidos del carácter. El pensamiento profundo y la imaginación elevada embotan ese instinto trivial por el que usted y yo juzgamos a las personas.
Los hombres de genio no son jueces rápidos del carácter. El pensamiento profundo y la imaginación elevada embotan ese instinto trivial por el que usted y yo juzgamos a las personas.