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Al principio, Adán -no Eva- recibió instrucciones de ganarse el pan con el sudor de su frente. Contrariamente a la sabiduría convencional, la vocación de una madre está en el hogar, no en el mercado.
Al principio, Adán -no Eva- recibió instrucciones de ganarse el pan con el sudor de su frente. Contrariamente a la sabiduría convencional, la vocación de una madre está en el hogar, no en el mercado.