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Por alguna razón, no sucumbí al estereotipo de que la ciencia no era para chicas. Mis padres me animaron. Nunca me topé con un profesor o un orientador que me dijera que la ciencia era cosa de chicos. Muchos de mis amigos sí.
Por alguna razón, no sucumbí al estereotipo de que la ciencia no era para chicas. Mis padres me animaron. Nunca me topé con un profesor o un orientador que me dijera que la ciencia era cosa de chicos. Muchos de mis amigos sí.