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Cuando oigo a la gente hablar de malabarismos o de los sacrificios que hacen por sus hijos, les miro como si estuvieran locos porque el sacrificio infiere que había algo mejor que hacer que estar con tus hijos.
Cuando oigo a la gente hablar de malabarismos o de los sacrificios que hacen por sus hijos, les miro como si estuvieran locos porque el sacrificio infiere que había algo mejor que hacer que estar con tus hijos.