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Mamá y papá estuvieron casados 64 años. Y si te preguntabas cuál era su secreto, podías habérselo preguntado a la floristería local, porque todos los días papá le regalaba una rosa a mamá, que ponía en su mesilla de noche. Así fue como se enteró de lo que pasó el día que murió mi padre: fue a buscarlo porque esa mañana no había ninguna rosa.