-
Cuando se dice que no vale la pena refutar una cosa, se puede estar seguro de que, o bien es flagrantemente estúpida -en cuyo caso todo comentario es superfluo-, o bien es algo formidable, el quid mismo del problema.
Cuando se dice que no vale la pena refutar una cosa, se puede estar seguro de que, o bien es flagrantemente estúpida -en cuyo caso todo comentario es superfluo-, o bien es algo formidable, el quid mismo del problema.