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Cuando tenía 40 años, mi médico me aconsejó que un hombre de 40 no debía jugar al tenis. Seguí su consejo con atención y no pude esperar a llegar a los 50 para empezar de nuevo.
Cuando tenía 40 años, mi médico me aconsejó que un hombre de 40 no debía jugar al tenis. Seguí su consejo con atención y no pude esperar a llegar a los 50 para empezar de nuevo.