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El que aprende debe sufrir. E incluso en nuestro sueño el dolor que no se puede olvidar cae gota a gota sobre el corazón, y en nuestra propia desesperación, contra nuestra voluntad, nos llega la sabiduría por la terrible gracia de Dios.
El que aprende debe sufrir. E incluso en nuestro sueño el dolor que no se puede olvidar cae gota a gota sobre el corazón, y en nuestra propia desesperación, contra nuestra voluntad, nos llega la sabiduría por la terrible gracia de Dios.