-
Por muy solidaria que sea mi ciudad natal, en mi instituto hay gente que probablemente se acercaría a mí y me daría un puñetazo en la cara. Hay unos pocos a los que nunca les gustaré. No les gusta lo que represento. No les gusta alguien que defiende la sobriedad, que defiende la felicidad. Van a ser negativos pase lo que pase.