-
La propagación de la civilización puede compararse a un incendio: primero, una débil chispa; después, una llama vacilante; más tarde, una poderosa llamarada, cada vez más rápida y poderosa.
La propagación de la civilización puede compararse a un incendio: primero, una débil chispa; después, una llama vacilante; más tarde, una poderosa llamarada, cada vez más rápida y poderosa.