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  • A pesar de que en Estados Unidos encarcelamos a más menores de por vida que en cualquier otro país del mundo, lo cierto es que la inmensa mayoría de los delincuentes juveniles saldrán algún día en libertad. La cuestión es simple y cruda. ¿Queremos ayudarles a cambiar o queremos ayudarles a ser aún más violentos y peligrosos?