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Tener fe es confiarse al agua. Cuando nadas no te agarras al agua, porque si lo haces te hundirás y te ahogarás. En lugar de eso, te relajas y flotas.
Tener fe es confiarse al agua. Cuando nadas no te agarras al agua, porque si lo haces te hundirás y te ahogarás. En lugar de eso, te relajas y flotas.