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Por supuesto que me acosaron y por supuesto que me insultaron: mi apellido es Weir. Eso está muy, muy cerca de 'raro', o 'maricón' y cualquiera de esas palabras. Pero nunca he sido de los que lloran sobre la leche derramada ni de los que se enfadan porque no caigo bien a los niños o a la gente... Eso hace que mi piel sea más fuerte y gruesa. ¿Y por qué llorar? Se te corre el rímel.