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La turba de linchadores del siglo XIX corta orejas, dedos de los pies y de las manos, arranca la carne y distribuye partes del cuerpo como recuerdo entre la multitud.
La turba de linchadores del siglo XIX corta orejas, dedos de los pies y de las manos, arranca la carne y distribuye partes del cuerpo como recuerdo entre la multitud.