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Las personas a las que hay que temer no son las que no están de acuerdo contigo, sino las que no están de acuerdo contigo y son demasiado cobardes para hacértelo saber.
Las personas a las que hay que temer no son las que no están de acuerdo contigo, sino las que no están de acuerdo contigo y son demasiado cobardes para hacértelo saber.