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No es hasta que llegas a una comprensión espiritual de quién eres -no necesariamente un sentimiento religioso, sino en el fondo, el espíritu interior- cuando puedes empezar a tomar el control.
No es hasta que llegas a una comprensión espiritual de quién eres -no necesariamente un sentimiento religioso, sino en el fondo, el espíritu interior- cuando puedes empezar a tomar el control.