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Todos tenemos un charco personal de arenas movedizas en nuestro interior en el que empezamos a hundirnos y necesitamos que los amigos y la familia nos encuentren y nos recuerden todo lo bueno que ha habido y habrá.
Todos tenemos un charco personal de arenas movedizas en nuestro interior en el que empezamos a hundirnos y necesitamos que los amigos y la familia nos encuentren y nos recuerden todo lo bueno que ha habido y habrá.