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  • El enemigo de la felicidad humana, así como la causa de la pobreza y el hambre, no es el nacimiento de los hijos. Es la incapacidad de las personas para hacer con la tierra lo que Dios podría enseñarles a hacer si tan sólo pidieran y luego obedecieran, pues son agentes de sí mismas.

    "La Familia". Sitio web de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, www.lds.org. Octubre de 1998.