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Ten paciencia con todo lo que está sin resolver en tu corazón y trata de amar las preguntas mismas, como habitaciones cerradas y como libros que ahora están escritos en una lengua muy extraña. No busques ahora las respuestas, que no te pueden ser dadas porque no serías capaz de vivirlas. Y de lo que se trata es de vivirlo todo. Vive ahora las preguntas. Tal vez entonces, gradualmente, sin darte cuenta, vivas algún día lejano la respuesta.